Sería Francisco Gómez Montalvo, Hermano Mayor de la Cofradía de las Penas, quien como nuevo presidente de la Federación (1975-1983) solventaría esa crisis, que tenía sus signos más evidentes en los conflictos con los costaleros asalariados, fruto de un momento difícil para la situación económica y política del país, que se movía en la incertidumbre ante el final del franquismo. La decisión de Gómez Montalvo es entonces drástica: anuncia públicamente que, de no conseguirse superar las dificultades económicas, se suspenderán los desfiles. Desde Sevilla, el Consejo de Cofradías se ofreció a aportar la cantidad necesaria y llegó a programar una suscripción popular; pero no fue necesaria, pues el Gobernador Civil logró de la Caja Provincial de Ahorros, que estaba en pleno proceso de constitución, que adelantara la cantidad necesaria. Esta situación de penuria se remediará cuando a partir de 1978 comiencen a llegar los jóvenes a Hermandades y Cofradías. La formación de las primeras cuadrillas de costaleros “devocionales”, inmediatamente generalizada, supuso no sólo la supresión del gasto más importante en la organización de las procesiones, sino una fuente de ingresos, desde el momento en que, como hermanos cofrades, los costaleros contribuyen con sus cuotas y papeletas de sitio, además de con su labor, al mantenimiento de las Hermandades y Cofradías. Unido a este resurgir, comienza una “tercera oleada fundacional”: en 1977 se crea la Hermandad de la Concepción; en 1980, la de la Estrella y los Estudiantes; y en 1982, la Encarnación y el Nazareno. La Semana Santa granadina comenzaba un periodo de esplendor no igualado y, en correspondencia, el peso específico de la Federación se hizo más evidente, lo que le impulsaba también a renovar sus estructuras y formas (comenzando por el propio escudo). A ello se une el hecho de que el predominio político del PSOE en el Ayuntamiento vaya acompañado de una decidida protección e impulso de las tradiciones, entre ellas los desfiles procesionales —con la fundamental presencia en el gobierno municipal de José Miguel Castillo Higueras. Las subvenciones del Ayuntamiento aumentan considerablemente y la Federación es premiada con la Granada de Oro, que años más tarde recoge Gómez Montalvo de manos del entonces alcalde de Granada, Antonio Jara Andreu.
La progresiva renuncia de Gómez Montalvo, a partir de 1980, a aceptar el nombramiento de Presidente, desemboca en la elección del veterano federativo Miguel López Escribano, Hermano Mayor de la Sentencia (1983-1989). Bajo su presidencia el tradicional Pregón Oficial de la Semana Santa pasó a partir de 1988 desde su enclave en el Salón de Plenos del Ayuntamiento al Teatro Isabel la Católica, su lugar tradicional hasta 2006, cuando, debido a la pérdida de aforo del teatro, se trasladó, ese año, al Palacio de Congresos, para regresar, una vez finalizadas las obras de restauración, al Teatro Municipal Isabel la Católica. Además, conoció una renovación de los Estatutos en 1985, por Decreto del Arzobispo de Granada, José Méndez Asensio (1978-1997). Durante su mandato se incorporaron a la Federación dos Cofradías del Zaidín: los Salesianos y la Lanzada (1984). En 1988 es elegido como presidente Antonio Medina Píñar, Hermano Mayor de la Entrada en Jerusalén, que había ocupado gran número de cargos en Juntas de Gobierno de la Federación. Uno de sus logros más reseñables fue la edición de un Boletín de la Federación, con el nombre de “Gólgota”. Durante su mandato se integró en la Federación la Cofradía de la Resurrección (1989), cuyos estatutos se habían aprobado en 1985. En 1992 asume la presidencia José Antonio Pineda López, Hermano Mayor de la Soledad de San Jerónimo, habituado a las tareas federativas, que sería el encargado de concluir el proceso de renovación que, como en otros ámbitos diocesanos, había sugerido el Sínodo Diocesano de 1991. Entre sus logros destaca su potenciación de las actividades cuaresmales (la recuperación del Vía-Crucis en el interior de la Catedral, que desde 1993 viene celebrándose con una Imagen distinta), la convocatoria a las federadas a la Eucaristía del Miércoles de Ceniza presidida por el Arzobispo en la Catedral o el establecimiento de las Charlas Cuaresmales, dirigidas por el Arzobispo. Durante su mandato se incorporaron a la Federación las Cofradías del Cristo del Trabajo, el Cristo Resucitado (ambas en 1992), el Cristo de San Agustín (1994) y Jesús Despojado (1996), con lo que llega a las treinta y dos actuales el número de federadas.
El Miércoles de Ceniza de 1996 se hace público el Decreto por el que se aprobaba el “Estatuto Marco de las Hermandades y Cofradías”, en el cual se establece, entre otras cosas, que el proceso de reforma se llevaría a cabo desde la Real Federación por una Comisión Gestora. Ésta estuvo integrada por los Hermanos Mayores del Silencio y de San Agustín, José María Ortiz Rodríguez y Manuel López Guadalupe, respectivamente, así como por el Secretario de la Cofradía de la Alhambra, José Luis Ramírez Domenech. Se abre así, hasta 1998, un periodo de renovación y aprobación de los Estatutos, todavía vigentes. Entre las actividades que promueve la Comisión Gestora se encuentra la creación del “Pregón de las Glorias de María”, que inaugura en 1997 el entonces Hermano Mayor de la Paciencia, José Luis Pérez-Serrabona; la celebración del Día de la Juventud Cofrade en la festividad de San Juan Evangelista (27 de diciembre); y las Jornadas de Convivencia que comienzan a celebrarse en 1998, fijándose el mes de junio para su realización.